La innovación tecnológica está permeando todas las esferas de nuestra sociedad y es necesario dar cuenta de dicho proceso.
El impulso de las actividades basadas en el conocimiento es fundamental para que Argentina encare una estrategia de desarrollo que permita a nuestro país superar las históricas restricciones estructurales al crecimiento sostenido con una distribución de ingresos más equitativa, producto de la generación de puestos de trabajo de mayor calidad, y se integre de forma inteligente en las cadenas globales de valor. Una inserción que también permitirá intensificar los procesos que caracterizan a la cuarta revolución industrial, al tiempo que, de consolidarse, contribuirá a relajar la crónica restricción externa que aqueja a nuestra economía, y recurrentemente genera problemas de balance de pagos.
La Ley de Economía del Conocimiento, recientemente aprobada, es una herramienta alentadora en esta dirección. La norma tiene como objetivo promover nuevas tecnologías, generar valor agregado, fomentar empleo de calidad, facilitar el desarrollo de Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes) y aumentar las exportaciones de las empresas alcanzadas por el régimen de promoción.
Argentina, además de usuario de nuevas tecnologías, puede consolidarse como un desarrollador de soluciones tecnológicas. En este marco, el presente posteo tiene como propósito familiarizar al lector sobre los sectores a los refiere la economía del conocimiento, cuáles son sus características, qué tan desarrollado está el sector en Argentina y cuáles son sus fortalezas y desafíos frente al nuevo escenario económico y financiero mundial.
Características del sector
La economía del conocimiento está conformada por actividades que se caracterizan por la innovación y el uso intensivo de tecnologías y recursos humanos calificados que permiten incrementar el valor agregado y la productividad del conjunto de la economía. Los factores centrales son la generación de nuevo conocimiento y las ideas de las personas. La comunidad científica y las firmas generan conocimientos que se aplican, tanto a la producción de nuevos bienes y servicios, como a la mejora de los ya existentes.
Mientras que las máquinas, los procesos de producción y la automatización de dichos procesos fueron los hitos que marcaron las anteriores revoluciones industriales, la “Cuarta Revolución Industrial” centra el valor y aprovechamiento de los datos y la producción de bienes de alto contenido creativo con soporte en las nuevas tecnologías. A diferencia del pasado, en esta oportunidad, entre una y otra revolución pasó la mitad de tiempo, mientras que los cambios se dan de manera acelerada. Dentro de las tecnologías que caracterizan al nuevo paradigma productivo se incluyen: big data, internet de las cosas, robotización, inteligencia artificial, aprendizaje automático e impresión 3D, sensores, realidad virtual, servicios en la nube y bio y nanotecnología.

La economía del conocimiento en Argentina
En los últimos años la economía del conocimiento integró el grupo de las actividades más dinámicas de nuestro país, con un elevado ritmo de creación de nuevas empresas y empleo intensivo de mano de obra calificada, con registros de salarios por sobre el promedio de la economía. El sector representa aproximadamente 12,5% de las empresas privadas (76 mil empresas; 95% de las cuales son Pymes) y entre 17% y 21% del empleo privado registrado. Sin embargo, resulta difícil dimensionar su participación en la economía dado que estas actividades tienen el potencial de impactar transversalmente en la producción de todos los bienes y servicios.
Dentro de las actividades que integran a la economía del conocimiento se incluyen a los Servicios Basados en Conocimientos (desarrollo de software y servicios profesionales y audiovisuales, entre otros). Estos son los de mayor relevancia en el sector y brindan soluciones al resto de la economía. Generan empleos de calificación media-alta. Por sus características productivas tienen amplia flexibilidad de geolocalización y permite un trabajo conjunto entre personas distanciadas geográficamente, lo que explica su presencia en 19 de las 24 jurisdicciones de Argentina.1
La Bioeconomía incorpora las actividades asociadas a la producción sostenible de bienes y servicios a través del uso o transformación de recursos biológicos: biocombustibles, bioplásticos, fertilizantes y lubricantes, entre otros. Tiene potencial de expandir su actividad sobre todo el territorio nacional, estando hoy concentrada mayormente en el centro y el NEA del país. De acuerdo con la ex Secretaría de Transformación Productiva, 13,3% del PIB está asociado a la bioeconomía —en partes similares entre el sector primario y la industria manufacturera—.2 Es un sector con gran potencial en la generación de Investigación y Desarrollo (I+D) y cuenta con amplio reconocimiento internacional.
Gráfico 1 | Principales sectores con tecnología 4.0 (izquierda) y principales tecnologías 4.0 utilizadas (derecha)
(% de participación sobre cantidad de empresas relevadas, 2018)

La Industria 4.0 incorpora las nuevas tecnologías, como la robótica avanzada o la inteligencia artificial, y permiten cambios disruptivos en la producción y el consumo. Son sus ejes: i) integración horizontal y vertical en tiempo real; ii) producción más flexible; iii) productos personalizados a las necesidades de los clientes cada vez más exigentes; iv) optimización de la logística; v) aumento de la productividad y; vi) análisis predictivos.
La Industria satelital demanda perfiles altamente calificados y fuerte presencia del Estado. El país posee el mayor nivel de desarrollo de la región y se destaca por sus capacidades para la fabricación de satélites y la prestación de los servicios asociados. En tanto, la Nanotecnología, el estudio y la aplicación de tecnologías extremadamente pequeñas, propone soluciones a problemas ambientales, energéticos, de salud, entre otras múltiples aplicaciones.
A nivel sectorial, los sectores “Servicios” y “Agropecuario” son los de mayor incorporación de tecnologías 4.0. Dentro de la industria, predominan las actividades de la metalmecánica, con foco en maquinaria agrícola, equipamiento médico y el sector automotriz. Sin embargo, muchas de las firmas identificadas son proveedoras transversales de múltiples actividades, con lo cual no es posible delimitarlas a un único tipo de actividad de destino. La tecnología más aplicada es internet de las cosas (que es de complejidad media y de menor costo), la robótica avanzada se implementa sobre todo en el sector automotriz, maquinaria, química y textil. Con menor grado de desarrollo, se distingue la simulación que requiere del uso de tecnología más sofisticada.
La progresiva inserción internacional de los Servicios Basados en el Conocimiento se refleja en el creciente saldo cambiario del sector, sosteniéndose en valores positivos desde 2009. Entre ese año y 2019 acumuló un ingreso neto positivo por todo concepto de 13,4 mil millones de dólares y, aún en un contexto de contracción global de la actividad económica y de los flujos comerciales, en los primeros nueve meses de 2020 contabilizó un ingreso neto de 1,5 mil millones de dólares. Los servicios empresariales y de informática son los que han determinado este desempeño.
Gráfico 2 | Balance cambiario de servicios basados en el conocimiento

En el país existe un amplio abanico de centros de investigación e instituciones públicas y privadas que se orientan a promocionar y brindar asesoramiento al sector. También existen variados programas públicos que procuran dar soporte al desarrollo de estas actividades y acelerar la adopción de nuevas tecnologías y modelos de negocios 4.0. Tales son los casos de la propia Ley de Economía del Conocimiento, del Programa Industria Argentina 4.0, con eje en la sensibilización y transferencia a partir de la creación de una plataforma y redes de vinculación, del Régimen de fabricantes de bienes de capital para el desarrollo y/o actualización en 4.0, de la Ley de Biocombustibles, y de la Ley de Promoción del Desarrollo y Producción de Biotecnología Moderna, entre otros.
Mediante la Ley de Economía del Conocimiento, con vigencia hasta el 31 de diciembre de 2029, se otorga una serie de beneficios fiscales como la reducción del Impuesto a las Ganancias —que cambia de alícuota según el tamaño de la empresa— y de las contribuciones patronales, con énfasis en la generación de nuevos empleos destinados a los sectores más vulnerables de la población. Esos beneficios se otorgarán de un modo que permitirá promover la inclusión de las empresas más pequeñas.
En este sentido, el beneficio sobre las contribuciones patronales se incrementa en 10 puntos porcentuales para las empresas que, dentro las actividades promovidas, empleen a: mujeres, profesionales con estudios de posgrado en áreas afines, personas con discapacidad, residentes en zonas de menor desarrollo, travestis y transexuales.
Por otra parte, se crea un Fondo para la Promoción de la Economía del Conocimiento destinado a dar soporte a las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MiPyMES) en: i) capacitación y formación laboral; ii) inversión productiva e; iii) internacionalización de empresas y actividades de innovación.
La Ley de Teletrabajo, sancionada en agosto pasado, complementa el marco normativo del sector al regular las condiciones laborales generales para las personas que trabajan bajo la modalidad remota.
Fortalezas y desafíos frente al nuevo contexto global
Diversos son los interrogantes que emergen a partir del nuevo paradigma productivo: ¿la sociedad está preparada para aceptar tecnologías disruptivas? ¿las empresas están preparadas para adoptar las tecnologías 4.0? ¿cuál será el impacto que deberíamos esperar sobre el comercio internacional?3
Más allá de estos interrogantes, lo cierto es que las características del contexto actual aceleran los procesos de automatización y digitalización de las economías, generando una fuerte competencia entre países por ocupar espacios claves y de liderazgo en este sector.
La creciente expansión del comercio electrónico, la demanda de productos cada vez más diferenciados —donde las experiencias cobran relevancia—, la mayor necesidad de automatización de los procesos (distanciamiento social en fábricas), son algunos de los cambios que se están acelerando.
A nivel global se enfrentan diversos desafíos, entre los que se destacan: i) tecnológicos: garantizar la seguridad de los datos (ciberseguridad) y generar la infraestructura necesaria para el desarrollo del sector; ii) socio-económicos: evitar la concentración de las nuevas tecnologías en pocas empresas, garantizar la alfabetización digital, desarrollar habilidades en los trabajadores acordes a las nuevas exigencias, monitorear los impactos sobre el mercado laboral y reducir la brecha digital y; iii) regulatorios: establecer normas homogéneas en materia de seguridad, propiedad de los datos, nuevos mercados y actividades laborales, propiedad intelectual y monedas digitales, entre otros.
Para los países en desarrollo y emergentes, en tanto, se suma el hecho de que la nueva transformación digital y científica de la economía cuestiona las formas de producción y los tradicionales patrones de ventajas comparativas. En este contexto, resulta clave avanzar no solo hacia el uso de las nuevas tecnologías, sino también hacia su producción. Un desafío intrínseco de las políticas de innovación es que sus efectos primarios tienden a agravar la desigualdad en los países. A su vez, plantea modificaciones sobre del empleo remunerado, en la organización del trabajo y la financiación de las redes de seguridad social y sobre el papel y las tareas de los representantes de los trabajadores, entre otras.
Los retos múltiples que trae el nuevo paradigma productivo implican la necesidad de reconocer el rol del Estado en la articulación entre la comunidad científica y el sector productivo, en la promoción de la penetración y adopción de tecnologías 4.0 en el entramado productivo, en el fortalecimiento de los ecosistemas de innovación y en el impulso para el surgimiento de nuevos actores y mercados.
Las economías en desarrollo y emergentes encuentran, en la cuarta revolución industrial, una gran oportunidad para reducir la brecha de desarrollo económico-social y tecnológico respecto a los países desarrollados.
Argentina cuenta con varias fortalezas que la posiciona ventajosamente en el desarrollo de las actividades basadas en el conocimiento. De acuerdo con los últimos resultados del Índice de Habilidades Globales,4 el país es competitivo en “habilidades para la ciencia de datos”, denotando un elevado nivel de capacitación en el manejo de las nuevas tecnologías.
Además, de acuerdo con el ranking de ventajas comparadas reveladas, posee mayor potencial exportador de Servicios Basados en el Conocimiento que países de la región, como Brasil y Chile.5
El importante stock de recursos naturales y la presencia de un sistema científico-tecnológico relativamente desarrollado constituyen un cuadro beneficioso para la expansión de la Bioeconomía.
Respecto al Índice Global de Preparación Digital,6 Argentina ocupa el puesto 57° de un total de 141 países computados revelando, entre sus componentes, bajos niveles relativos de inversión pública y privada, de facilidad para hacer negocios, de infraestructura tecnológica, de adopción de tecnologías y de ambiente para la innovación.
Si bien la incorporación de nuevas tecnologías está en la agenda de las empresas nacionales, su implementación aún permanece baja y con heterogeneidades: 34% de las empresas plantea adoptar todas las tecnologías de la industria 4.0 en los próximos 5 años (en Alemania y Francia ese porcentaje supera el 70%), mientras que el 76% considera a la Industria 4.0 como tema de discusión gerencial. Entre las principales limitaciones, la falta de personal calificado es ubicada en primer lugar (70% de las empresas); seguida de la incertidumbre respecto al impacto de las inversiones en el beneficio de la empresa (65%) y de la resistencia al cambio y a la innovación (64%).7
La resistencia es el impulso inicial frente a todo cambio. Uno de los riesgos latentes que se perciben ante el nuevo paradigma productivo es la destrucción de empleos. La cuarta revolución industrial sin duda generará cambios significativos en el mercado de trabajo. Existen algunos indicios acerca de la pérdida de puestos debido a la robotización de ciertas tareas: “En el período 2010-2016 la producción de robots industriales creció a una tasa promedio anual del 12%, mientras que la dotación de robots industriales cada 10.000 habitantes, pasó de 66 unidades a 74 unidades en el mismo período.”6 Pero la transformación productiva también propiciaría la creación de nuevos puestos de trabajo. Las investigaciones realizadas hasta el momento con relación a los efectos de la robotización y la automatización sobre el empleo y los salarios no son determinantes. “Hoy en día, el uso de robots industriales en el mundo sigue siendo limitado y asciende a menos de dos millones unidades. Los robots se concentran en las industrias automotriz, eléctrica y electrónica, y en unos pocos países, como Alemania, China, los Estados Unidos, Japón y la República de Corea.8
Las revoluciones industriales a lo largo de la historia generaron mejoras en el bienestar social: el PBI per cápita aceleró su expansión con cada nuevo paradigma de la mano de una reducción de las horas trabajadas. Mientras que entre el siglo XI y XVIII, el PIB per cápita se elevó en promedio 4,5%, en el siglo XIX se duplicó y en siglo XX se más que triplicó.9 En tanto, las horas anuales trabajadas en el Reino Unido pasaron de 3.300 en la primera mitad del siglo XIX, a prácticamente la mitad a fin del siguiente siglo.10
Garry Kasparov, considerado uno de los mejores ajedrecistas del mundo de todos los tiempos, y quien perdió la partida de revancha contra “Deep Blue”, una máquina, dijo en ocasión de promocionar su libro “Deep Thinking”, que su pérdida ante “Deep Blue” también fue una victoria para los humanos, sus creadores y todos los que se benefician de los avances tecnológicos.11
Laura Muriel Cuccaro
Investigaciones Económicas – BCRA
1 “Argentina Productiva. Economía del Conocimiento”. Secretaría de Transformación Productiva. 2019.
2 “Argentina Productiva. Economía del Conocimiento”. Secretaría de Transformación Productiva. 2019.
3 “Industria 4.0. Fabricando el futuro.” Unión Industrial Argentina (UIA), Banco Interamericano de Desarrollo (BID) e Instituto Para la Integración de América Latina y el Caribe (INTAL). 2018.
4 El Índice de Habilidades Globales es elaborado por Coursera, una plataforma de educación virtual. El índice se construye a partir del análisis del rendimiento de los estudiantes, comparándose la competencia en habilidades para 60 países, 10 industrias y 11 campos de estudio en negocios, tecnología y ciencia de datos. Para mayor información, ingresar aquí.
5 El ranking de ventajas comparadas reveladas se calcula como la relación entre el peso de las exportaciones de Servicios Basados en Conocimiento sobre las exportaciones totales de cada país, y la misma proporción a nivel mundial. “Argentina Productiva. Economía del Conocimiento”. Secretaría de Transformación Productiva. 2019.
6 El Índice Global de Preparación Digital es elaborado por CISCO y mide la preparación digital de los países a partir de la agregación de los siguientes seis componentes: Necesidades básicas de la población; Inversión pública y privada en infraestructura y capacidades digitales; Capital humano; Facilidad para hacer negocios; Infraestructura y adopción de tecnologías y Ambiente para la innovación. Para mayor información, ingresar aquí.
7 “Acelerando el desarrollo de Industria 4.0 en Argentina”. Gustavo Nieponice, Rodrigo Rivera, Alejandro Tfeli y Joaquín Drewanz. The Boston Consulting Group (BCG). Febrero 2018.
8 “Transformación estructural, cuarta revolución industrial y desigualdad: desafíos para las políticas de ciencia, tecnología e innovación”. UNCTAC. Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo. Septiembre 2019.
9 Maddison Project Database, versión 2013. Bolt, J. and J. L. van Zanden (2014). The Maddison Project: The Economic History Review, 67 (3): 627–651, working paper.
10 “The Overworked American: The Unexpected Decline of Leisure”. Juliet B. Schor.
11 “I make it clear in Deep Thinking that my loss to Deep Blue was also a victory for humans — its creators and everyone who benefits from our technological leaps.” Garry Kasparov, 2017.
Referencias
Basco Ana Inés, Beliz Gustavo, Coatz Diego, Garnero Paula. “Industria 4.0 Fabricando el Futuro”. Unión Industrial Argentina (UIA), Banco Interamericano de Desarrollo (BID) e Instituto Para la Integración de América Latina y el Caribe (INTAL). Julio 2018.
Cámara de Empresas de Software y Servicios informáticos (CESSI). “Nueva ley de teletrabajo”. Cámara de Empresas de Software y Servicios informáticos (CESSI). 2020.
Cámara de Empresas de Software y Servicios informáticos (CESSI). “Reporte anual del sector de software y servicios informáticos de la República Argentina – Coyuntura 2019-2020”. Comisión de estadísticas de CESSI. Cámara de Empresas de Software y Servicios informáticos (CESSI). 2020.
Cisco. “Global Digital Readiness Index 2019”. Cisco. 2020.
Coursera. “Global Skills Index”. Coursera. 2020.
Nieponice Gustavo, Rivera Rodrigo, Tfeli Alejandro y Joaquín Drewanz. “Acelerando el desarrollo de Industria 4.0 en Argentina”. The Boston Consulting Group (BCG). Febrero 2018.
Secretaría de la Transformación Productiva del Ministerio de Producción y Trabajo de la Nación. “Argentina Productiva Economía del Conocimiento”. Diciembre 2019.
The Economist Intelligence Unit. “Índice de preparación para la automatización. ¿Quién está listo para la inminente ola de automatización?” The Economist Intelligence Unit. 2018.
UNCTAC. Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo. “Transformación estructural, cuarta revolución industrial y desigualdad: desafíos para las políticas de ciencia, tecnología e innovación”. Septiembre 2019.
Unión Industrial Argentina (UIA). “Hacia una nueva normalidad: propuestas para la reactivación productiva”. Unión Industrial Argentina (UIA). Julio 2020.
Working Group Digital Business Models of the Platform Industrie 4.0. “Corona and the Consequences – Ten Propositions on the Future of Digital Business Models for Industrie 4.0 in the Post-Corona Economy”. Working Group Digital Business Models of the Platform Industrie 4.0. Mayo 2020.