La provisión de liquidez global y la respuesta multilateral a la pandemia

La crisis del COVID-19 volvió a poner de relieve la importancia de la liquidez global para la economía y los mercados mundiales. La provisión rápida y contundente de dólares, por ejemplo, permitió estabilizar los mercados interbancarios globales cuando los inversores “corrieron” súbitamente a hacerse de liquidez entre marzo y abril de 2020. Más en general, ante una crisis de esta magnitud, muchos países tienen que realizar mayores pagos en monedas que, por definición, no emiten: esto comprende desde la reversión súbita de flujos de capitales —cuando “se corta” el financiamiento en moneda extranjera, hay presiones depreciatorias sobre las monedas locales, y muchos países usan reservas internacionales para moderarlas— hasta las mayores necesidades de financiamiento público por la simultánea caída en ingresos y aumento de los gastos, pasando por la interrupción de los flujos comerciales externos. Es una situación típica de los países en desarrollo frente al dólar estadounidense, pero también afectó  a algunos países avanzados el año pasado (en un plazo mucho más corto y en algunos mercados específicos).

¿A qué nos referimos con “liquidez global”? Se trata de financiamiento en monedas “duras” o de reserva, aquellas usadas ampliamente en operaciones de comercio y finanzas globales, como las emitidas por los bancos  centrales de países avanzados. ¿A través de qué vías, en qué magnitud y a qué países se dirigió esta asistencia? En esta entrada examinamos la respuesta multilateral a la crisis reciente en esas dimensiones.

La respuesta a la crisis: medidas y montos

La respuesta multilateral a la crisis generada por la pandemia ha sido significativa: 1,5 billones de dólares otorgados entre abril de 2020 y fines de este año, cerca de 1,8% del PIB global (las medidas fueron inicialmente analizadas en el Apartado 2 del IPOM de mayo de 2020). Incluyó swaps de monedas entre bancos centrales; la suspensión de servicios de deuda pública oficial de países de bajos ingresos por parte del G20, junto con un marco común para tratar problemas de deuda más allá de esta suspensión; líneas de financiamiento del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y otros bancos multilaterales de desarrollo; y la asignación general de derechos especiales de giro (DEG) por US$650 mil millones (ver el Gráfico 1). 

Gráfico 1. Respuesta multilateral de financiamiento a la crisis COVID-19

Notas: (*) Los montos de los swaps refieren a los máximos acordados para el intercambio; además hay una línea ilimitada de Swaps entre la FED, Banco Central Europeo, Banco de Canadá, Banco de Inglaterra, Banco de Japón y el Banco Nacional Suizo. Banco Mundial: el monto «ofrecido» es el informado en notas de prensa, mientras que el monto «otorgado» suma los proyectos que contienen los términos «COVID» o «Coronavirus» en el título o en la descripción en el catálogo de proyectos actualizado regularmente. FMI: el monto «ofrecido» es el anunciado en la introducción al COVID Lending Tracker de la institución, mientras que el «otorgado» es la suma de los montos de los proyectos incluidos en dicho Tracker. DSSI, el monto otorgado es el que figura en la Declaración de Líderes del G20, mientras que el «potencial» suma los montos de alivio potencial calculados por el Banco Mundial para los países que sí han solicitado participar de la iniciativa.

Fuente: elaboración propia en base a FMI, Banco Mundial, WEO Database, , G20 – Declaración de Líderes, St. Louis Fed, Banco Central Europeo, Yale School of Managment COVID-19 Financial Response Tracker Visualization.

Desde el año pasado, los bancos centrales de los países avanzados reactivaron las líneas de swaps bilaterales (contratos de intercambio de monedas). En lo que va de 2021, estas se han mantenido  en el orden de 600 mil millones de dólares, de los cuales US$450 mil millones corresponden a la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), US$110 mil millones al Banco Central Europeo (BCE), US$26 mil millones al Banco de China y US$7 mil millones al Banco de Japón. Estos montos corresponden a líneas abiertas, no a las cifras que efectivamente se utilizan; y no consideran una línea ilimitada existente entre la Fed, el BCE, el Banco de Inglaterra, el Banco de Japón y el Banco Nacional Suizo. Durante el primer semestre de este año, la Fed extendió las líneas acordadas con Australia, Brasil, Corea del Sur, Dinamarca, México, Noruega, Nueva Zelanda, Singapur y Suecia hasta diciembre de 2021, mientras que el BCE prorrogó las operaciones acordadas con Albania, Croacia, Hungría, Macedonia del Norte, Rumania, San Marino y Serbia hasta marzo de 2022.

En 2020, los países del G20 acordaron suspender los servicios de deuda de  países de bajos ingresos (miembros de la International Development Association y los subdesarrollados según la clasificación de las Naciones Unidas). La iniciativa (DSSI, por sus siglas en inglés) fue extendida durante este año y llevó a una suspensión del cobro de capital e intereses de préstamos bilaterales oficiales para unos  50 países por un monto estimado de US$12.700 millones. Al mismo tiempo, se  avanzó en la implementación del marco común para la restructuración de deuda de Chad y Etiopía (de 77 países elegibles); se trata de un procedimiento acordado por los países del G20 para tratar la deuda de países de bajos ingresos  más allá de problemas de liquidez, de manera coordinada entre acreedores y deudores.    

El FMI también dispuso cierto alivio de deuda a países de menores ingresos a través del Catastrophe Containment and Relief Trust, que a principios de noviembre de este año abarca a 29 países de bajos ingresos por US$850 millones. Por otra parte, el organismo internacional lleva otorgados US$117 mil millones de financiamiento a 87 países desde fines de marzo de 2020, de los cuales un 85% se otorgó durante el año pasado. Las líneas de préstamos más relevantes fueron la Flexible Credit Line a Chile, Colombia, Jordania y Perú (44% del total) y el Rapid Financing Instrument otorgado a unos 38 países (18% del total). Pero la medida más significativa en términos de liquidez global fue la asignación general de DEG entre los miembros del FMI por US$650 mil millones, realizada a fines de agosto de este año.

Por su parte, el Banco Mundial (BM) y otros bancos multilaterales de desarrollo  comprometieron nuevas líneas por unos US$230 mil millones en respuesta a la pandemia, de los cuales casi el 70% corresponde al BM. A la fecha, el financiamiento otorgado por el BM a proyectos vinculados con el COVID asciende a más de  US$50 mil millones.

Finalmente, el Consejo de Estabilidad Financiera (FSB) consensuó mayor flexibilidad en la aplicación de las normas internacionales acordadas por sus miembros luego de la crisis financiera global. Esto con el objetivo de usar las reservas de capital y liquidez (acumuladas luego de la crisis financiera global) durante la fase adversa del ciclo macroeconómico y financiero para promover el crédito a familias y empresas.

Los países alcanzados y el “medio olvidado”

Las medidas han sido efectivas, pero un 60% está destinado a los países de altos ingresos (ver Gráfico 2a). Muchas economías en desarrollo han quedado fuera de buena parte de esta cobertura. Esto obedece en gran medida a la magnitud de los swaps y las líneas Flexible Credit Line (FCL) y Precautionary and Liquidity Line del Fondo (46% del total de la asistencia), que se destinan a países de altos ingresos (48%) y medio-altos (51%) principalmente. Asimismo, casi el 60% de la asignación de DEG fue para países desarrollados. Sólo si excluimos los swaps, las líneas FCL, PLL y la asignación de DEG (gráfico 2b), la mitad de la asistencia multilateral en respuesta a la pandemia fue para países de ingresos medios-bajos. Empero, se trata de un monto global mucho menor: 131 mil millones de dólares, una décima parte de la inyección total de liquidez.

 Gráfico 2. Distribución de la respuesta multilateral por país según nivel de ingresos

Notas: la clasificación de países por nivel de ingreso se toma de Banco Mundial. Para las distintas fuentes de financiamiento del gráfico, ver las notas al gráfico 1.

Fuente: elaboración propia en base a FMI, Banco Mundial, WEO Database, G20 – Declaración de Líderes, St. Louis Fed, Banco Central Europeo, Yale School of Management COVID-19 Financial Response Tracker Visualization.

Las medidas tomadas hasta ahora también revelan las limitaciones del actual herramental de los organismos internacionales en cuanto a países de ingresos medios; o países que no califiquen ni como de fundamentos sólidos ni como de ingresos bajos. En este tema será importante el debate sobre las opciones hoy bajo estudio para una posible recirculación de DEG desde países con posiciones externas sólidas a países vulnerables. De hecho, y a  instancias  del G20, el organismo propiciará la redistribución voluntaria de DEG por un monto equivalente a unos 100 mil millones de dólares. Para ello, varios países se han comprometido a realizar mayores aportes al Fondo para la Reducción de la Pobreza y el Crecimiento del FMI (PRGT), que otorga préstamos concesionales (en condiciones financieras muy ventajosas) a países de bajos ingresos. A la vez,  se analiza la creación de un Fondo de Resiliencia y Estabilidad dentro del FMI para financiar sus necesidades de balanza de pagos, incluyendo las debidas a la pandemia y el cambio climático. También está bajo estudio la posibilidad de usar parte de los DEG asignados para incrementar la capacidad prestable de los bancos multilaterales de desarrollo.   

En resumen

La crisis del COVID-19 ha sido un nuevo recordatorio del rol clave de la liquidez internacional en la economía y finanzas del mundo. Las respuestas de foros internacionales, organismos multilaterales y bancos centrales fueron determinantes para estabilizar los mercados financieros y evitar una contracción económica mayor. El grueso de la provisión de liquidez se debió a las líneas de swaps de bancos centrales y a la asignación de DEG del FMI. Al evaluar el destino de los fondos, surge una concentración fuerte en países de altos ingresos; a medida que se avanza en nuevas medidas para una provisión rápida y efectiva de liquidez internacional, cabe explorar instrumentos que cubran de manera más extensa a los países de ingresos medios.

Horacio Aguirre, Wendy Brau y Federico Grillo

Gerencia de Foros Multilaterales – Investigaciones Económicas – BCRA