Los bancos centrales de todo el mundo han tomado una gran variedad de medidas para hacer frente al impacto económico del COVID-19, y América Latina no ha sido la excepción. En este post reseñamos las medidas implementadas por las autoridades monetarias de Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay. Las medidas adoptadas por el BCRA fueron detalladas en los Informes de Política Monetaria de mayo, agosto y noviembre.
Los bancos centrales latinoamericanos analizados en este post usaron las herramientas de política monetaria disponibles para incrementar la liquidez en moneda local y extranjera; también aplicaron medidas regulatorias o prudenciales para sostener el flujo de crédito (y la liquidez). Además, varios de ellos innovaron, ampliando el menú de instrumentos o de contrapartes con las que operan para proveer liquidez. Finalmente, ya sea directamente o instrumentando medidas del Gobierno, todos los bancos centrales que examinamos aquí llevaron adelante programas específicos para el fomento del crédito; en particular, aquel dirigido a pequeñas y medianas empresas (PyMEs). El cuadro 1 resume las principales medidas.
Cuadro 1. Medidas monetarias, regulatorias y crediticias frente a la crisis del COVID-19. Bancos centrales latinoamericanos seleccionados

Un menú más amplio de instrumentos para la liquidez y el crédito
Todos los bancos centrales analizados respondieron a la crisis reduciendo tasas de interés, interviniendo en el mercado cambiario e inyectando liquidez a través de operaciones de mercado abierto. La reducción de tasas de interés ha sido de entre 125 y 250 puntos básicos (en el caso de Uruguay, que utilizaba una meta de agregados, implicó aumentar la expansión monetaria). Dos de ellos, además, hicieron hincapié en señalizar el sesgo de política monetaria a futuro (la llamada forward guidance). Estas medidas contrastan con las tomadas durante la crisis financiera global, cuando los bancos centrales de la región contaban con menor espacio para reducir las tasas de interés. En aquella oportunidad, menores tasas de interés conllevaban presiones depreciatorias sobre sobre sus monedas, comprometiendo el cumplimiento de sus metas de inflación; e incrementaban el riesgo de salidas de capitales. Esta crisis encontró a muchos países de la región con inflación dentro de su meta (o cercana a ella), y con mayor margen para que la moneda se deprecie sin comprometerla.
Además de intervenir en el mercado de cambios, varios de estos bancos centrales fortalecieron su posición de reservas internacionales a través de swaps de monedas con la Reserva Federal de Estados Unidos (Brasil, México) o líneas precautorias con el Fondo Monetario Internacional (Chile, Colombia, Perú).
Todos los bancos centrales de esta muestra, a excepción de Chile, redujeron los encajes (requisitos de liquidez) para proveer liquidez o estimular la oferta de crédito. Asimismo, el Banco Central de Brasil (BCB) redujo los colchones de capital contracíclico, los requisitos de capital para bancos que presten a PyMEs, y el ratio de cobertura de liquidez. De hecho, el BCB tomó las medidas regulatorias de mayor magnitud en términos del producto (ver cuadro 2).
Cuadro 2. Medidas de los bancos centrales

Estos bancos centrales también ampliaron sus ventanillas de liquidez, incluyendo nuevos instrumentos o contrapartes con quienes realizar sus operaciones de mercado abierto. Por ejemplo: el Congreso de Brasil modificó la carta orgánica del BCB para que este pueda comprar títulos de deuda privados durante 2020 (facilidad que hasta el momento no ha empleado); y el de Chile aprobó una ley que permite la compra de títulos públicos en el mercado secundario por parte del banco central, en situaciones de excepción. Además, el Banco Central de Chile recompró bonos y depósitos de las administradoras de fondos de pensión, para brindarles liquidez tras disponerse el retiro parcial de los fondos del sistema jubilatorio privado. En tanto, el Banco de México dio acceso a su ventanilla de liquidez a instituciones de banca de desarrollo, a la vez que amplió —a través del cambio de las calificaciones admitidas— el rango de títulos que pueden presentarse en ella.
El menú más amplio de instrumentos y contrapartes para operar también puede utilizarse para inyectar liquidez transitoriamente: permitir un conjunto mayor de títulos contra los cuales realizar operaciones de pase (por las cuales el banco central presta dinero contra cierta garantía provista por la entidad financiera). Por ejemplo, los bancos centrales de Brasil, Chile, Colombia, México y Perú incluyen ahora alguna forma de títulos privados contra los cuales se pueden realizar pases. En varios casos, también admiten realizar estas operaciones con nuevos agentes (bancos con menor calificación, sociedades de bolsa, fondos de inversión, etc.). Así, por ejemplo, el Banco de la República (Colombia) pasó a admitir fondos de inversión y sociedades de bolsa en las operaciones de pase (también lo hizo en las operaciones de mercado abierto).
Finalmente, una parte muy significativa de la respuesta de estos bancos centrales han sido los programas de crédito a PyMEs, como es el caso de los bancos centrales de Brasil, Chile, y Perú. Las medidas tienen que ver con reducir encajes o requisitos de capital, asociados al incremento de crédito a PyMEs (Brasil). Varios programas consisten en dar pases o redescuentos con garantías públicas a los bancos que presten a PyMEs (Chile, Perú). En el caso de Colombia y Uruguay, los programas para PyMEs son conducidos directamente por el gobierno; los bancos centrales se han limitado a establecer regulaciones adecuadas para su funcionamiento, cuando han sido necesarias. En casi todos los países se trata de incentivos a dar crédito; solo Brasil tiene una parte de su programa con crédito abiertamente dirigido a través de bancos públicos. A continuación, listamos las principales características de estos programas.
- Además de reducir los encajes y los requisitos de capital de los bancos que presten a PyMEs, el BCB implementó una línea de emergencia (financiada en un 85% por el gobierno y 15% por bancos privados), para financiar el pago de salarios de PyMEs. La parte financiada por el tesoro nacional no se computará como exposición a los efectos de calcular el coeficiente de apalancamiento y el requisito de capital por riesgo crediticio de los bancos (ver aquí para más información).
- En Chile, el banco central puso en marcha la Facilidad de Crédito Condicional al Incremento de las Colocaciones (FCIC), una línea abierta a bancos que tengan colocaciones comerciales y/o de consumo. Los bancos pueden disponer inicialmente de fondos por hasta 3% de su cartera base (préstamos comerciales y de consumo al cierre de febrero del 2020), y en base a la evolución del crédito y su composición pueden acceder a una segunda etapa (hasta 12% de la cartera base). Los fondos se obtienen a través de un pase, tiene un plazo de hasta cuatro años y la tasa de interés es la de política monetaria (ver aquí para más información).
- En México, el banco central redujo encajes para que los bancos canalicen crédito a PyMEs y a personas físicas afectadas por la pandemia. También financia a instituciones de banca múltiple contra la garantía de créditos corporativos, para que le presten a PyMEs (ver aquí para más información).
- En Perú, el banco central implementa el programa Reactiva Perú, por el cual subasta fondos a entidades financieras (compiten a través de la tasa); una vez adjudicados, los bancos solicitan una garantía estatal, que se presenta al banco central para obtener los fondos que luego son prestados (ver aquí para más información y también aquí).
- En Colombia, el gobierno administra el Fondo Nacional de Garantías: se agregaron líneas para pago de salarios, capital de trabajo, trabajadores informales, y se expandió el fondo de garantías (ver aquí para más información).
- En Uruguay, el Sistema Nacional de Garantías para empresas lanzó una nueva línea de garantías, más flexible y económica, para respaldar los créditos de las micro, pequeñas y medianas empresas. El banco central adaptó su regulación para incrementar el porcentaje de cobertura de la garantía (ver aquí para más información y además ver aquí).
Las medidas para inyectar liquidez representaron entre 0,5% y 5,6% del PIB según el país, estimando los montos efectivamente ejecutados (ver Cuadro 2). En tanto, las medidas de crédito implicaron montos desembolsados de entre 0,03% del PIB hasta casi 12% del PIB.1 Los datos del cuadro llegan hasta fines de octubre pues es la última información homogénea y comparable entre países de que disponemos; además, el objetivo es mostrar la magnitud de las respuestas a la crisis, que en algunos casos han comenzado a retirarse paulatinamente.
Nuevos desafíos para los bancos centrales de países en desarrollo
Los bancos centrales latinoamericanos están lejos de estar solos en estas acciones. Como señala el Fondo Monetario Internacional en un informe reciente, casi todos los bancos centrales de países emergentes redujeron las tasas de interés, y veinte de ellos lanzaron programas de compras de activos (o “expansión cuantitativa”). El FMI encuentra que estos programas fueron efectivos para estabilizar los mercados financieros durante la crisis, reduciendo el rendimiento de los bonos del gobierno sin que las monedas locales se hayan depreciado (en muchos casos, los bancos centrales vendían papeles de corto plazo y compraban otros de largo, sin alterar sustancialmente la liquidez total). Y que obedecen a distintos motivos: mejorar el funcionamiento de los mercados (ayudando a “crear mercado” cuando la liquidez es insuficiente, en India, Sudáfrica y Filipinas); hacer política monetaria más expansiva cuando las tasas de interés se acercan a su límite inferior (Chile, Polonia, Hungría); e incluso financiar temporariamente al fisco (Ghana, Guatemala, Indonesia, Filipinas).
Las medidas tomadas también presentan varios desafíos para los bancos centrales de la región, como pone de manifiesto un informe reciente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Center for Global Development (CGD). El mayor rango de operaciones de los bancos centrales implica una creciente interacción fiscal y monetaria (a través de la compra de bonos del Gobierno), pero también una mayor relación con el sector privado no financiero (por las eventuales compras de deuda privada). Los cambios regulatorios han implicado en muchos casos un diferimiento de pagos de deuda, lo que es beneficioso para una situación de iliquidez transitoria, pero menos claro si surgen problemas de solvencia. Los programas de garantías presentan trade-offs: garantías públicas plenas por los préstamos privados pueden disminuir los incentivos de los bancos a monitorear riesgos, mientras que garantías parciales pueden ser insuficientes para incentivar el crédito, en especial a las PyMEs (de hecho, de acuerdo con el informe del BID-CGD, en la región se observa que, de los montos ofrecidos en estos programas, solo un 50% habría sido tomado como crédito).
En resumen
Los bancos centrales latinoamericanos han respondido activamente a la crisis del COVID-19 con herramientas que ya tenían disponibles (política monetaria, prudencial e intervención cambiaria); pero también han desarrollado otras nuevas, ampliando el espectro de instrumentos y contrapartes con los que pueden realizar operaciones de provisión de liquidez, y participando más activamente en programas de facilidades de crédito, en especial a las PyMEs.
Horacio Aguirre, Federico Grillo, Carlos F. Suárez Dóriga y Federico Traverso
Gerencia de Foros Multilaterales – Investigaciones Económicas – BCRA
1 El caso de Brasil fue diferente, pues consideramos allí los recursos liberados por la regulación para que los bancos presten más, pero no los montos prestados por ellos.