Introducción
Los días 20 y 21 de mayo de 2021 el BCRA organizó el Workshop “Modelos Macroeconómicos para economías pequeñas y abiertas”, en el que participaron académicos y referentes de bancos centrales y organismos internacionales. Se discutieron modelos DSGE, Stock-Flujo Consistentes (SFC), de tipo Supermultiplicador, de economía dual y de inspiración kaldoriana, restringidos por el balance de pagos. En breve el contenido del Workshop será subido al canal You-Tube del BCRA.
Como antesala, aquí compartimos dos posteos consecutivos, que explican las principales características de dos de las formalizaciones allí presentados: los modelos DSGE y los modelos SFC. Este posteo, escrito por Gabriel Michelena, asesor de Directorio del BCRA, describe la historia de los modelos SFC y sus principales características.
UNA PRESENTACIÓN DE LOS MODELOS STOCK-FLUJO CONSISTENTES
El análisis cuantitativo de las políticas públicas es fundamental a la hora del diseño e implementación de las mismas. Una de las herramientas utilizadas para este tipo de trabajo son los modelos SFC (Stock Flow Consistent, por sus siglas en inglés), en conjunto con una gama amplia de modelos macroeconómicos. Los modelos SFC fueron desarrollados en forma pionera por Godley y Cripps (1976) en la década del 70′ para analizar el ajuste de la economía del Reino Unido ante diversos problemas de balance de pagos que enfrentaba. Si bien su uso ha crecido exponencialmente a partir del trabajo Godley y Lavoie (2007), el mismo ha estado concentrado principalmente en el estudio teórico de diversos problemas macroeconómicos y financieros (Godin, 2013). Sin embargo, tal como lo documentan Zezza y Zezza (2019) progresivamente han comenzado a surgir versiones empíricas aplicadas a diversos países. Entre las primeras aplicaciones encontramos los trabajos de Papadimitriu et al (2009) para la economía de Grecia y Papadimitriu et al (2013) para los Estados Unidos. Recientemente han aparecido dos nuevos modelos empíricos aplicados a la economía de Italia (Zezza y Zezza, 2020) y Dinamarca (Raza, 2019). Uno de los hechos más destacados en este sentido, ha sido la incorporación de un SFC por parte del Banco de Inglaterra (Burguess et al., 2016) para la elaboración de proyecciones de largo plazo de su economía. El enfoque propuesto por el Banco de Inglaterra pone el foco en la pluralidad de modelos para la obtención de proyecciones, dando por sentado que ninguno por si solo logra capturar todos los elementos relevantes del sistema económico. La filosofía detrás de su plataforma de proyecciones es “todos los modelos están mal, pero algunos son útiles” (Burguess et al., 2016). En lo que respecta a la Argentina, prácticamente no existen modelos empíricos SFC hasta la fecha. Una de las pocas excepciones son los trabajos de Guaita y Michelena (2019) y el trabajo reciente de Valdecantos (2020).
La principal utilidad de los modelos SFC, al igual que otros macro modelos, es que nos permiten realizar ejercicios contrafactuales para evaluar diferentes modificaciones de política. La posibilidad de realizar estimaciones cuantitativas es una herramienta clave a la hora de analizar escenarios y de evaluar las políticas en términos de costos y beneficios potenciales. Por tal motivo, estos modelos permiten a los investigadores utilizar datos duros y transparentes, tanto en el análisis como en la toma de decisiones. Los modelos stock-flujo constituyen una base para entender los efectos de distintos shocks sobre un conjunto relevante de variables, tales como: el empleo, la producción, el balance de pagos, la distribución del ingreso, etc. Es importante resaltar que este enfoque permite obtener resultados no solo con respecto a la dirección de los efectos, sino también a su magnitud. Tal como lo destaca Zezza (2019), existen cinco elementos principales que caracterizan al enfoque SFC:
1. Consistencia horizontal: los pagos deben ser registrados como un ingreso para un determinado sector institucional y un egreso para otro.
2. Consistencia vertical: refiere a la restricción presupuestaria de cada sector.
3. Consistencia stock-flujo: El stock al final del período debe ser igual al stock inicial, sumado a los flujos y a las ganancias de capital, tal que:
St = St-1+ Ft + CGt
4. Consistencia de hoja de balance: Los activos finales de un sector, al final del período, deben ser iguales a la suma de los pasivos de uno o más sectores. Este punto resalta la relación existente entre deudores y acreedores en la economía.
5. Retroalimentación entre los flujos y stocks: La inclusión de los stocks no solo es relevante en términos contables, sino que además tienen un impacto sobre la economía real. Por ejemplo, si las empresas tienen un elevado stock de deuda en moneda extranjera y ocurre un aumento del tipo de cambio, pueden verse afectadas sus decisiones de inversión.
Las primeras cuatro propiedades son el resultado de la utilización de matrices de contabilidad social financieras (FSAM, por sus siglas en inglés), utilizando la contabilidad propuesta por Stone (1962) y elaborada por Pyatt (1979). Entre sus principales ventajas, resalta el hecho de fusionar en una sola matriz a la información resultante de las cuentas nacionales, el balance de pagos y las matrices insumo producto. En el caso de los flujos financieros, el primer autor en desarrollar un sistema de contabilidad con estas características para una economía nacional fue Copeland (1952). En su trabajo pionero, presenta por primera vez lo que hoy conocemos como cuentas de flujo de fondos o cuentas financieras. Su trabajo fue seguido en 1955 por la primera exposición de estas matrices por parte de la Reserva Federal de los Estados Unidos. En la SAM, cada fila representa las transacciones realizadas para cada tipo de flujo, mientras que las columnas representan a un sector de la economía. La regla principal que debe cumplirse es que la suma de las filas y de las columnas deben ser iguales. En cuanto a las columnas, la suma total representa la restricción presupuestaria que enfrenta cada sector. En este sentido, no existen agujeros negros, cualquier compra implica necesariamente una venta y cualquier pago implica necesariamente un ingreso. En palabras de Godley y Lavoie (2007), todas las cosas deben partir y llegar desde algún lugar.
En los modelos SFC, el último de los puntos es el resultado de la adopción del enfoque teórico post-keynesiano sobre el funcionamiento de la economía, en donde el dinero y las finanzas juegan un papel central dentro del sistema económico (Lavoie, 2014). Si bien esto puede parecer una obviedad a priori, la mayoría de los modelos utilizados en la actualidad por los bancos centrales introducen al dinero en forma ad-hoc y no incorporan una interacción detallada y precisa entre la esfera real y financiera.
En los modelos empíricos realizados para la Argentina, y citados previamente (Michelena y Guaita (2019); Michelena (2020) y Valdecantos (2020)), existe también un esfuerzo por conectar los elementos de la tradición teórica post-keynesiana con los pilares del estructuralismo latinoamericano, con el objetivo de lograr una versión del modelo que refleje en forma precisa los principales hechos estilizados de las economías en desarrollo.
Dentro de estos trabajos podemos distinguir algunos elementos comunes que vale la pena mencionar, con el objetivo de entender sus principales características:
a. Inflación determinada por la presión de costos y el conflicto distributivo:
En las economías en desarrollo, debido al uso de políticas industriales y comerciales activas, los precios internos de la mayoría de los bienes no están regulados por la ley del precio único. A corto plazo, la dinámica inflacionaria depende del crecimiento de los salarios, y del tipo de cambio, sumado a la inercia heredada de los períodos anteriores (Rowthorn, 1977).
La dinámica del salario nominal depende del nivel de indexación de la economía y es el resultado de la puja distributiva sobre los ingresos de los trabajadores y las empresas. En cada período, el salario es ajustado parcialmente por la evolución de la inflación.
El otro componente fundamental en la dinámica de precios es el tipo de cambio. Estos modelos permiten la adopción de distintas reglas de cierre para el mercado cambiario, como un esquema fijo, flexible o algunos híbridos. En todos los casos, toda vez que el tipo de cambio se deprecia esto tiene un efecto directo sobre el índice de inflación a través del incremento en el precio de los bienes finales e insumos intermedios importados.
b. Demanda de empleo determinado por el principio de la demanda efectiva:
Se asume una economía pequeña y abierta que produce un bien homogéneo, en condiciones de competencia imperfecta y con capacidad instalada ociosa, utilizando una función de producción con coeficientes fijos del tipo Leontief. Por lo tanto, no hay sustitución entre el capital, el trabajo y los insumos intermedios. Esto supone que prevalece una única técnica dada y que, por lo tanto, existe complementariedad en la producción. Bajo estos supuestos, la demanda de empleo de las empresas depende en última instancia del nivel de demanda agregada de la economía, mientras que el costo salarial que enfrentan no tiene ningún efecto directo sobre las decisiones de contratación.
c. Crecimiento y acumulación empujados por la demanda:
Estos modelos incorporan una función de demanda de inversión autónoma. Esta función incorpora además un factor que captura el efecto acelerador de la inversión (Clark, 1917), en línea con los modelos postkeynesianos, considerando la tasa de utilización de la capacidad instalada. En el caso de Michelena (2020), es asumida la existencia de un efecto crowding-in con la inversión pública.
d. Oferta de dinero endógena:
En línea con lo que hoy es el consenso dentro de la macroeconomía, la entidad monetaria lleva a cabo su política fijando la tasa de interés. En el trabajo de Michelena (2020) los activos elegidos para llevarla a cabo son las letras del propio banco central. Así, la autoridad monetaria fija una tasa de referencia y su demanda y oferta de letras es completamente endógena, es decir que compra o vende todos los bonos necesarios para mantener su objetivo (Godley y Lavoie, 2007). Como resultado, la oferta monetaria ajusta en última instancia a las decisiones de cartera de los agentes, ya que, ante un aumento en la tasa de interés de referencia, los bancos incrementarán la tasa pasiva, lo que a su vez aumentará la demanda de depósitos, creando un exceso de liquidez en el sistema financiero. Por último, los bancos comerciales colocarán estos excedentes en letras emitidas por la autoridad monetaria.
El principal aporte de esta nota fue realizar una introducción a los modelos stock-flujo consistentes para aquellos lectores no especializados en el tema. En líneas generales, estos modelos complementan a otros utilizados por los bancos centrales, como los DSGE y econométricos, generando proyecciones y simulaciones para los principales flujos y stocks de la economía. Como característica específica, el modelo SF proporciona estimaciones de los stocks y flujos de los diferentes sectores institucionales, permitiendo detectar dinámicas explosivas o inconsistentes a lo largo del tiempo, a partir de distintas políticas fiscales, monetarias o ciertos shocks internos y externos.
Gabriel Michelena
BCRA
Referencias
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